14 de marzo de 2013

'Y llegó un año más...' (un artículo de Inma Fernández)


Un año más, y por décimo cuarto año consecutivo, nuestra Cofradía ha editado su revista "Jueves Santo" y en ella aparecen, entre muchos otros, dos artículos que hacen referencia a nuestra banda y que han sido escritos por músicos de Los del Perdón.

Hoy publicamos el texto que aparece en las páginas 43 y 44, y que fue escrito por la compañera Inma Fernández Muñoz y que tituló "Y llegó un año más...". Desde aquí nuestras felicitaciones a la escritora y nuestro ánimo para que lean estas líneas, así como el resto de artículos publicados en el boletín de la hermandad.

Jueves Santo Salesiano.

¡Qué mejor manera de comenzar a describir miles de sentimientos que nos invaden a cualquier componente de esta banda! Con sólo estas tres palabras, los que aún continuamos en ella o cualquiera de los que han formado parte de esta gran familia, bien sea tocando un instrumento o simplemente acompañándonos, seguimos sintiendo ese pellizquito que teníamos el primer día.

Digo gran familia porque muchos de nosotros hemos crecido en ella y, queriendo o no, ya no vemos al compañero que tenemos al lado como eso, un compañero, sino como un amigo, como un hermano, como personalmente me ha ocurrido. A todos nos unen dos motivos: la música y un día especial: el Jueves Santo.

Seguro que muchos de nosotros, de pequeños, al ver procesionar una banda, imitábamos el redoble de un tambor con baquetas imaginarias y a nuestros padres les costaba la misma vida llevarnos a casa, ya que queríamos volver a ver la procesión. Por fin llega ese día que tanto anhelamos: poder formar parte de esa banda que tanto nos gustaba ver, pero hasta que no pertenecemos a ella, realmente no sabemos lo que puede llegar a aportarnos.

En la banda adquirimos conocimientos musicales e instrumentales, se visitan y conocen muchos pueblos y ciudades, aprendiendo diferentes formas de vivir la Semana Grande. Conocemos personas que pueden llegar a convertirse en parte importante de nuestra vida. Cuando te das cuenta, has crecido musical y personalmente.

Llega septiembre, y con él los primeros ensayos del curso, esos ensayos en los que después de unas vacaciones, volvemos a coger nuestro instrumento, volvemos a pisar los patios del colegio y volvemos a acordarnos de Don Eusebio, nuestro eterno director, que sin llegar a serlo, siempre se preocupaba de nosotros y, desde el cielo, estoy segura que seguirá haciéndolo.

Así comenzamos a escribir un nuevo capítulo del libro de la banda de los del Perdón.

Son muchas las noches de frío, muchas las noches de compromiso, de entrega, de sacrificio, de trabajo y esfuerzo, pero a la vez, muchas noches de ilusión y de recompensa.

Tras tantos ensayos, comenzamos a coincidir con las cuadrillas de costaleros y costaleras que dan a la banda ese empujoncillo y hacen que nos metamos más en el importante papel que desempeñamos, que a su vez no es más que el compás de los pies de nuestro Señor, al que con nuestros sones le vamos rezando.

Comienzan los conciertos y desplazamientos, a los que por bandera llevamos nuestro himno: “Ahí vienen los del Perdón”, ya sea fuera de Pozoblanco o en el certamen local.

Ya huele a azahar, ya se va acercando el día, la cuenta atrás se va agotando, pero antes tenemos otra cita importante: la presentación de la revista “Jueves Santo”, en el cual los veteranos arropamos a los nuevos componentes en su imposición de medallas y son numerosos los recuerdos que ese día afloran. Tras ese día comienzan los nervios, los preparativos, los acordes de última hora. Se acerca el gran día. El colegio se va llenando de gente, nazarenos y nazarenas recogen su papeleta, costaleros y costaleras a la “mudá”, muchas caras nuevas que alegran y dan vida pero también muchos recuerdos hacia personas que faltan o que han decidido por diversos motivos dejar este colectivo, pero es inevitable acordarse de ellos, aunque sabemos seguro que ese “archivo de la banda” no dejará nunca de crecer porque, aunque el músico no toque su instrumento, nunca abandona a su gente.

Jueves Santo por la mañana. El centro de A.A.A.A. de Don Bosco “Don Eusebio Andújar” se llena, en los patios suena la banda, es día de convivencia, de reencuentros, las puertas de la Iglesia están abiertas, un deseo: que el sol entre por las cristaleras e ilumine a nuestros titulares ya en sus pasos engalanados. Y es que es esa la gran preocupación: el tiempo. Todos damos nuestra opinión a la típica pregunta que tanto se escucha: “¿Saldremos?”

Otro año más, otro Jueves Santo más que como música y componente de “Los del Perdón” me visto de riguroso luto, aguardando una nueva salida.

Es temprana la quedada de la banda, hay que recoger a la presidenta. Vamos calentando labio y muñecas, ya se ven nazarenos y nazarenas que por el camino más corto se dirigen al colegio, y en la puerta de éste nos esperan costaleros y costaleras que antes de prepararse arropan a la banda (tercera cuadrilla de nuestra cofradía) con un caluroso aplauso.

No puedo explicar lo que siento al cruzar los patios y ver incensarios encendiéndose, costaleros preparándose, la banda afinando, cada uno cumpliendo su misión y trabajo para que todo salga perfecto.

Nos llaman para la oración, entramos en la iglesia. Es tiempo de recogimiento, de emociones y dedicatorias que personalmente son para mi abuelo, que desde el cielo me ve. Creo que este día tan importante todos nos sentimos más cerquita de esos seres queridos que nos faltan.

Se abren las puertas, la plaza como siempre, expectante y silenciosa. Ahora es cuando toca disfrutar, cuando se demuestra el trabajo que noche tras noche se ha hecho. Es increíble lo que puede unir un día, lo crea una cofradía.

Y es que ante todo, antes que músicos y cofrades, somos cristianos; y ese ha de ser el espíritu que nos invada, más aún ahora que celebramos el Año de la Fe. Si el tiempo lo permite, Dios lo quiera, que cada uno de nuestros sones, pasos y oraciones sean para el Santísimo Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la Amargura. Ellos son el Todo que nos mueve a formar parte de esta cofradía. Quiero decir que me siento muy orgullosa de haber conocido a todos y cada uno de los componentes de esta banda, ya que la amistad de muchos de ellos sé que quedará para siempre.


Inmaculada Fernández Muñoz
(Corneta 2ª)

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